Héctor
Astudillo; la
punta
del iceberg
Un sexto informe del gobernador de Guerrero, Héctor
Astudillo Flores, conciso, precisó y macizo, diría el periodista, Carlos Marín,
pero también con muchas advertencias y mensajes profundos porque en Guerrero aún falta mucho, además
de que Guerrero no puede permitirse o darse el lujo de volver a empezar cada
seis años. Los habitantes guerrerenses no somos conejillos de Indias ni
experimento político alguno. Tal como Astudillo lo advirtió en su discurso.
Y es que Guerrero necesitará mayor desarrollo, mayores
empleos y presupuesto, oportunidades para las y los jóvenes.
Aún hay mucho que hacer por la entidad. Astudillo
apenas hizo asomar la punta del iceberg al que hay que darle continuidad, por
lo que descifró. “Hoy es hora de olvidar
las pasiones políticas que nos hacen dar saltos hacia atrás y no permiten
saltar hacia el futuro”.
Hasta las instalaciones de la Casa Guerrero acudieron
a escucharlo el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Manuel
Villalobos Arámbulan, en representación del presidente, Andrés Manuel López
Obrador, quien, quiérase o no, reconoció los esfuerzos que ha realizado
Astudillo Flores, en su sexenio y sacar adelante a Guerrero y a las y los
guerrerense, sumidos en 2015, en las aborígenes de la violencia y la
inseguridad, originada por la delincuencia organizada, y luego la pandemia que
le puso más rayitas al tigre.
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En su mensaje político el mandatario estatal resaltó
que entregará un gobierno con menos problemas y más oportunidades, la
disminución en temas de inseguridad, en donde, además –en un sólo un sexenio–
el estado recuperó la gobernabilidad y la reducción de la deuda pública.
Pero, también, advirtió que, la próxima administración
enfrentará serios retos debido a la falta de recursos por las caídas
presupuestales que se han tenido en el estado y la federación.
Astudillo recordó, desde la tribuna que, a su llegada
al Gobierno de Guerrero, en 2015, el estado vivía uno de sus peores momentos en
épocas recientes derivado de la tragedia de Ayotzinapa, donde desaparecieron 43
estudiantes y que derivó en una crisis social y política.
Y desde ahí destacó que, su gobierno dejará una deuda
pública reducida en un 40 por ciento comparada con la que recibió en el 2015,
es decir mil 200 millones de pesos menos de deuda, sin embargo, dijo que, el
gobierno que se instalará a partir de octubre enfrentará serios retos que tiene
que ver con la falta de recursos debido a las caídas presupuestales que se han
tenido en el estado y la federación.
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Asimismo, adicionó que, en el plano estatal los
llamados ingresos de gestión cayeron en un 21 por ciento, lo que representa
tener 392 millones de pesos menos que los que se tuvieron el año anterior. Y en
la federación, la caída de las participaciones se redujo un 8 por ciento, y
como complemento de la afectación, este año ya no se cuenta con el fondo de
estabilización con el que se podían compensar algunas de estas disminuciones
presupuestales.
Por lo que Astudillo Flores deseó que la nueva
administración tenga respaldo de la federación y pueda conseguir los recursos
que se requieren para atender las necesidades del pueblo de Guerrero.
Pero también, reconoció, que por la pandemia en
Guerrero se perdieron 15 mil empleos formales y 40 mil informales, según reportes
del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Sin embargo, los esfuerzos
impulsados han permitido recuperar casi 15 mil empleos formales, lo que nos
pone casi en la misma situación económica, antes de la contingencia sanitaria.
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En materia de seguridad el gobernador, comunicó que el
estado se encuentra en mucho mejor condición que la que recibió en 2015, cuando
teníamos el deshonroso primer lugar en incidencia de homicidios dolosos, y esa
cifra se ha reducido de manera sustancial.
Igualmente, redujo en un 78 por ciento, el delito de
extorsión, y un 42 por ciento, el robo de vehículos. Esto gracias a la
coordinación que se mantuvo con las instancias de seguridad del gobierno
federal.
En el tema de feminicidio, en 2015, Guerrero ostentaba
el primer lugar en incidencia, y hoy esta cifra nos coloca en el número 21 de
acuerdo con los datos oficiales de la federación.
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“La situación que encontramos cuando llegamos a la
gubernatura en 2015 era crítica y alarmante, por eso actuamos para recuperar la
paz y el orden con las herramientas de la legalidad”.
Con ello destacó que se quitó a Acapulco y
Chilpancingo del rango de las ciudades más violentas e inseguras de México y el
mundo. Sin embargo, reconoció que aún falta mucho por hacer, y confió en que el
nuevo gobierno tomará los cimientos que hoy se establecieron para fortalecer
más la entidad.
Entonces pues, en Guerrero el sector Salud puso demasiados
granitos de arena para atacar la pandemia del coronavirus en donde muchos
perdieron la vida. Por eso Guerrero no necesita más gobiernos improvisados ni
advenedizos, como ha sucedido en otros sexenios. Guerrero necesita virar al
progreso y salir del rezago y de la pobreza.
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